Una hernia discal es una afección común de la columna vertebral que puede pasar desapercibida durante semanas o incluso meses. Sin embargo, cuando los síntomas de una hernia discal comienzan a aparecer, pueden afectar gravemente la calidad de vida del paciente. Reconocer estas señales a tiempo es clave para evitar complicaciones mayores.
¿Qué es una hernia discal?
Una hernia discal ocurre cuando el núcleo pulposo del disco intervertebral se desplaza hacia el exterior debido a un desgarro o debilitamiento en el anillo fibroso que lo rodea. Esta protrusión puede presionar los nervios cercanos, causando dolor y otros síntomas neurológicos. La hernia puede aparecer en cualquier parte de la columna, aunque es más común en las regiones lumbar y cervical. Estas zonas suelen soportar más carga y movimiento, lo que las hace más vulnerables.
Principales síntomas de una hernia discal
1. Dolor localizado e irradiado
El síntoma más frecuente de una hernia discal es el dolor, que puede variar en intensidad según la gravedad de la compresión nerviosa. En una hernia discal lumbar, el dolor suele localizarse en la parte baja de la espalda y puede irradiarse hacia una o ambas piernas, afectando el nervio ciático. Esta condición es conocida como ciática. En una hernia discal cervical, el dolor puede extenderse desde el cuello hacia los hombros y brazos, lo que indica que los nervios cervicales están siendo comprimidos.
2. Hormigueo y entumecimiento
La compresión de los nervios por una hernia discal puede interferir con la correcta transmisión de señales nerviosas, lo que resulta en hormigueo o entumecimiento en las extremidades. En una hernia lumbar, estos síntomas suelen manifestarse en los glúteos, muslos, pantorrillas o pies, mientras que en una hernia cervical, pueden afectar los brazos y las manos.
3. Debilidad muscular
Un signo más avanzado de una hernia discal es la debilidad muscular en las zonas afectadas por los nervios comprimidos. Esta debilidad puede traducirse en dificultades para caminar, levantar objetos o incluso mantener el equilibrio. La afectación nerviosa reduce la capacidad de los músculos para responder adecuadamente, lo que limita las actividades diarias del paciente.
4. Disminución de la movilidad
El dolor y la rigidez causados por una hernia discal pueden reducir considerablemente la movilidad del paciente. En el caso de las hernias lumbares, es común que los movimientos como inclinarse hacia adelante o levantarse después de estar sentado sean difíciles. Las hernias cervicales pueden limitar los movimientos del cuello, como girar la cabeza o inclinarla hacia abajo.
5. Alteraciones neurológicas graves
En casos más graves, donde la compresión nerviosa es intensa, pueden aparecer síntomas neurológicos severos, como la pérdida de control de la vejiga o los intestinos. Estos síntomas sugieren una afectación significativa de los nervios espinales o la médula espinal, y requieren intervención médica urgente.
Reconocer los síntomas de una hernia discal a tiempo es fundamental para recibir el tratamiento adecuado y evitar complicaciones. Si experimentas alguno de estos síntomas, es recomendable consultar a un especialista para confirmar el diagnóstico y establecer un plan de tratamiento, en el Instituto Avanzado de Columna (IAC).